Creer en el mundo es confiar en el mundo, leer todos los símbolos y señales como posibilidad, dejarse llevar y absolverlo todo. Renzo construye un narrador que desfila en la frontera entre la vigilia y el sueño, está pero no está, observa y piensa como reservado a su propio mundo. Todo lo real, lo transforma en una fantasía, lo embellece, lo hace más delirante, más extraño, más sensacional.
Agostina Luz López