Sos una sola persona
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Sos una sola persona

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Unas cuantas personas

“Sos una sola persona”, de Stuart Ross, es un libro íntimo, privado, que en su ensimismamiento, paradójicamente, ahonda en las relaciones de él mismo con los demás. Con sus parejas, exparejas, con su padre, con la naturaleza circundante en un espacio raro para nosotros (Canadá), y con el mundo de nuestro tiempo. Pero esa intimidad (el Yo), es abierta y se autoconstruye sobre la base de relaciones pasadas y también futuras. Iniciando su derrotero a partir de suposiciones, tanto de sus recuerdos como del futuro, Stuart Ross aventura conclusiones sobre la base de la duda, nunca de certezas, aunque se note que sabe sobre qué escribe. El poemario es un libro de amor no declamatorio: no canta al mundo sus sentires, pesares ni nada. En cambio, pide a gritos ayuda, colaboración. Ya en el primer poema, “Feliz”, Ross apela a los demás como si necesitara de los otros para todo: para vivir, para vivir bien y para saber si está viviendo bien. En fin, para construir y reconfigurar su personalidad, inclusive. Necesita de los demás. Se pregunta: “¿Es genuina la simpatía de mi voz? / ¿Estoy disfrutando de la vida como me lo habían indicado? / ¿Yo le estoy cayendo bien a la gente en general?” Y en sus dudas, su incertidumbre, también arriesga, predice, y directamente conversa con vos: “Tenés que abrir un ojo y luego el otro. / Uno de tus ojos, quizá el izquierdo, sale a palear (la nieve), mientras que el otro, probablemente el derecho, se queda adentro”. Siempre recurre al intercambio, de palabras y de acciones: “…no importa lo que alguien diga, mientras lo diga, y vos oigas algo”. Confía ciegamente en el intercambio.

Manuel Alemian

Peso 75 g
Dimensiones 21 × 15 × 1 cm